Si bien el Gobierno se demoró en enviar las invitaciones, que llegaron recién este lunes a las 19 al Palacio de los Tribunales, se decidió que vayan en representación de todo el cuerpo el presidente Horacio Rosatti y el vicepresidente Carlos Rosenkrantz.

Pesó más el papel institucional de la Corte Suprema en la apertura del año Legislativo, que los ataques políticos del oficialismo que tienen al tribunal como blanco.

Al mismo tiempo, hasta esta tarde a las 19, el Gobierno no había enviado ninguna invitación para el procurador interino Eduardo Casal, dijo una fuente judicial a LA NACION.

A pesar de que en la Procuración vienen hablando con ceremonial del Congreso desde hace días, nunca llegó el convite. El año pasado, hubo también un desaire con Casal, que cuando llegó al invitación lo colocaron en un balcón de la bandeja superior, junto a invitados como referentes de ONGs y desistió de concurrir.

El Procurador, por protocolo, usualmente tiene un lugar en la Asamblea Legislativa, junto a los jueces de la Corte y a la Defensora General de la Nación, Stella Maris Martínez.

Había posiciones diferentes, según el grado de enojo e los jueces con el Gobierno. El más enconado en contra de asistir al Congreso era el juez Juan Carlos Maqueda que considera un atropello el destrato que tiene el Poder Ejecutivo con los jueces al pretender echarlos mediante un juicio político.

No obstante estas diferencias, los jueces buscaron alternativas para no mostrase divididos ante el Gobierno, en momentos en que todos sufren la misma embestida.

En el otro extremo, Ricardo Lorenzetti proponía concurrir al Congreso. Ya le tocó cuando fue presidente de la Corte participar de la Asmblea Legislativa en momentos de enfrentamientos con el kirchnerismo. Lo hizo en ocasiones solo y, en otras, con Elena Highton de Nolasco, que era vicepresidenta de la Corte Suprema.

A última hora se zanjaron estas diferencias y se determinó que el presidente Horacio Rosatti y el vicepresidente Carlos Rosenkrantz, iba a concurrir en representación institucional de toda la Corte.

La Corte sabe que lo que le espera en el Congreso es un ambiente hostil, donde no solo va a recibir críticas del presidente Alberto Fernández desde el estrado, sino también abucheos desde los palcos donde se reúnen empleados y funcionarios entusiastas.

El Presidente viene criticando en el Congreso al Poder Judicial, con el argumento de que es cómplice del “poder económico” y que está atravesado por el espionaje, pero fracasó cada vez que intentó reformar la Corte o la Justicia federal.