Es que, las altas tasas de inflación entre diciembre y febrero en el poder de compra y profundizaron la caída del consumo. Asimismo, el informe de la CAC indicó que continúa la tendencia bajista en las tasas de crecimiento interanual, lo que significó la mayor caída de consumo desde marzo de 2021.

En detalle, el informe que evalúa la evolución del consumo de los hogares en bienes y servicios finales de manera mensual, reflejó que el recorte de asignaciones y subsidios, así como ajustes salariales por debajo del ritmo inflacionario “impactaron negativamente en la capacidad de consumo de las familias”, siendo el rubro recreación y cultura el más castigado (-13,2%).

En ese sentido, las políticas de ajuste fiscal llevadas a cabo por el Gobierno nacional para reducir el déficit se combina con una inflación que si bien de enero a febrero mostró un descenso, sigue siendo de dos dígitos: el último registro del INDEC de febrero fue del 13,2%, lo que significó un acumulado interanual de 276,2%.

“La implementación de políticas que busquen promover las compras de bienes y permitan a los hogares suavizar el consumo a través del tiempo (tal como es Cuota Simple) serán fundamentales para que la caída no continúe profundizándose”, puntualiza el informe.

Por su parte, el INDEC también registró en enero hubo una caída del consumo en del 13,8 % en el índice de ventas totales a precios constantes respecto al enero de 2023 para supermercados, mientras que en los autoservicios mayoristas la cifra negativa fue del 8,1% interanual.

Según la consultora privada Scentia,  durante el mes de febrero el consumo de alimentos que pertenecen a la canasta básica cayó un 4,1%, acumulando una baja del 3,9% durante el primer bimestre del año.

En ese sentido, el retroceso del consumo se produce en un contexto de subas de precios que llegan al 324,6% interanual en supermercados y almacenes de barrio. De esta manera, los precios de la canasta básica crecieron por encima de la inflación general.

Esta caída del consumo, más profunda en el interior del país, se produce como de la inflación en dólares que tiene la Argentina, que produce que haya menos turismo en regiones fronterizas que hasta ahora motorizaban las ventas en el interior, ya que no les resulta conveniente a los países limítrofes comprar en las provincias argentinas, como Mendoza o Misiones.